Ecuador: Cómo controlar nuestras vidas
por Gabriela Calderón
Gabriela Calderón es editora de ElCato.org y columnista de El Universo (Ecuador).
Guayaquil, Ecuador— Lo más efectivo que puede hacer un gobierno para controlar la vida de los demás es controlar el activo más líquido: el dinero. Este control suele ser ejercido a través de bancos centrales, y es más eficaz cuando estos son menos autónomos respecto del gobierno. En la constitución elaborada en Montecristi se nos propone un Banco Central totalmente sujeto a la voluntad del ejecutivo de turno.1
Un ejemplo extremo de las nefastas consecuencias de esto es el Banco Central de Zimbabwe cuya política monetaria soberana ha logrado la extraña hazaña de generar una tasa de inflación que para junio de este año excedía 11.000.000%.2
En nuestro propio país hemos sufrido las consecuencias de una política monetaria muy soberana pero desastrosa. Al nacer el Banco Central del Ecuador en 1927 el tipo de cambio del sucre respecto al dólar estadounidense era 5:1. En la primera semana de enero del 2000 el tipo de cambio llegó a ser 28.000:1.3
Y tampoco se restringe esto al caso extremo de Zimbabwe o al de nuestro país. De acuerdo a Kurt Schuler de George Mason University, quien observó en un estudio de 1996 a 155 países que representaban el 99% de la población mundial, “es difícil encontrar algún país en desarrollo que haya obtenido un claro beneficio del hecho de contar con un banco central; mientras que es muy fácil encontrar países que hubieran evitado verdaderos desastres monetarios si hubieran adoptado como moneda, por ejemplo, el dólar estadounidense”.4
Por otro lado, si se tiene un banco central es deseable que este sea autónomo. Un estudio del Fondo Monetario Internacional de 2006 concluye que la evidencia de países desarrollados, en desarrollo y de los mercados emergentes muestra que “La autonomía de la banca central ha ganado ímpetu en la última década” y que hoy podemos ver un nivel alto de autonomía relativamente igual entre países “sin importar el nivel de desarrollo económico”.5
Steve Hanke de Johns Hopkins University explica que “Si un gobierno está en posesión de la opción de devaluar, aquellos que poseen dinero emitido por el gobierno se enfrentan a la posibilidad de que sus derechos de propiedad sean confiscados…a través de las devaluaciones”.6
Según el artículo 303 de la constitución de Montecristi, se pretende confiarle al ejecutivo el poder total sobre la política monetaria, crediticia, cambiaria y financiera. Esto seguramente derivará en lo peor del pasado—un Banco Central con capacidad de:
- imprimir dinero excesivamente, usualmente para financiar automáticamente los déficits de un gobierno;
- determinar la cantidad de circulante pretendiendo estimular así la economía o para contentar a determinados grupos de intereses especiales;
- dirigir el crédito;
- y dirigir el comercio internacional a través del probable retorno de los “recargos de estabilización monetaria”, los "depósitos previos para las importaciones", la incautación de las divisas provenientes de las exportaciones, los tipos de cambios diferenciados según el tipo de importación, etc.;
Así se logrará controlar la vida de las personas. Limitando la propiedad privada por sobre el activo más líquido. Al renunciar a una moneda propia el estado perdió algo de soberanía, y los políticos mucho poder, pero los ciudadanos recuperamos poder y soberanía individual (que es la que importa).
Los muchos huracanes cubanos
Por Jorge A. Sanguinetty
Diario Las Americas
¡Pobre Cuba! Azotada por unos desastres naturales y otros políticos, todos devastadores, uno se pregunta cuándo esta racha maldita llegará a su fin. ¿Qué pueden hacer los cubanos para prevenir estas catástrofes y poder aspirar a vivir con menos zozobra? Estos ciclones recientes, Gustav y Ike, y los que puedan quedar en esta temporada han sumado su fuerza destructora a la del huracán del castrismo que viene azotando a la isla por casi cincuenta años y todavía no da muestras de amainar. Y por si todo esto fuera poco, ahora tenemos la discordia sobre cuál es la manera más eficiente, eficaz y deseable de ayudar a los damnificados, discordia que amenaza paralizar la ayuda que nuestros compatriotas necesitan desesperadamente.
En varias conversaciones telefónicas que he logrado con varios habitantes de las zonas afectadas, pude constatar la preocupación y hasta la angustia con que mis interlocutores describen lo que están sufriendo y la incertidumbre con que se les presenta el futuro inmediato. En algunos lugares no hay absolutamente nada que comprar en materia de alimentos, falta la electricidad, por ende no se puede cocinar ni hervir agua y todo en medio de reportes de grandes daños materiales, especialmente en cuanto a viviendas. Ya el ciclón castrista de estos cincuenta años ha logrado llevar a una mayoría de cubanos a vivir como indigentes y estos dos ciclones meteorológicos consiguen hundir al país en una pobreza aún más profunda y paralizante. Y sin embargo, fuera de Cuba, nosotros que ni estamos sufriendo los huracanes ni el castrismo en carne propia, no somos capaces de ponernos de acuerdo para definir y promover un programa de ayuda que logre aliviar aunque sea por poco tiempo, el sufrimiento de los cubanos. ¿Qué nos pasa a los cubanos que nos paralizamos mutuamente? ¿Por qué no podemos encontrar un paso entre las montañas de nuestras diferencias? ¿Por qué no podemos manejar nuestros desacuerdos para ayudar al prójimo más cercano? ¿Será que odiamos más de lo que amamos? ¿Dejaremos que la perfidia revolucionaria predomine sobre nuestra generosidad?
Si no podemos manejar nuestros conflictos civilizadamente, ¿cómo podremos manejar el futuro y construir una nueva república? El mundo y nuestros compatriotas nos contemplan y van a dudar que seamos capaces de ayudar a reconstruir el país en el post-castrismo. De hecho, ni siquiera van a creer que nos preocupa sinceramente el futuro y el bienestar del país donde nacimos. Yo no quiero creer que estamos frente a un caso perdido, que nuestros comportamientos, comenzando por la manera en que dialogamos y razonamos colectivamente, se han convertido en constantes inmutables. Prefiero creer y esforzarme por convencer a algunos que somos capaces de conductas más elevadas y constructivas, especialmente en momentos de profunda crisis como los que viven los cubanos en la isla. Gustav y Ike vienen a exacerbar la tragedia que comenzó en 1959, quizás antes, mucho antes, pero nos dan una oportunidad para responder adecuadamente solidarizándonos con nuestros compatriotas que sufren.
¿Qué podemos hacer para lograr un acuerdo rápidamente y no demorar aún más un programa de ayuda a los damnificados del castrismo y de los ciclones? Primero que nada, dialogar entre nosotros con la intención de encontrar pronto una solución que ayude a las víctimas minimizando los beneficios que pueda recibir la dictadura. Esto requiere un intercambio organizado e inteligente, donde los participantes dejen atrás toda suerte de protagonismo personal y miope, controlando además sus animadversiones mutuas y su criolla inclinación hacia ser gladiadores del verbo y la pose de tribuno, algo que debiéramos haber superado a los cincuenta años del teatro mussolinesco de Fidel Castro.
Son muchas las opciones existentes para formular e implementar un programa de ayuda a los cubanos en la isla, además de ser muchas las ventajas para nuestra causa en aras de la libertad y un futuro más prometedor para Cuba. Pero las opciones existentes son muchas, lo que hace que no se encuentre una solución óptima con facilidad. Para eso necesitamos unir nuestras cabezas, examinar los costos y beneficios de las opciones más prometedoras y decidir cuál es la mejor entre ellas. Pero ese ejercicio requiere llevarse a cabo con calma, por personas comprometidas en encontrar la mejor solución para los cubanos dentro de la restricción de beneficiar lo menos posible a la dictadura. Una vez encontrada una solución factible, que incluya la participación del mundo occidental representado por gobiernos democráticos, se puede llevar a cabo un plan de ayuda que ponga al gobierno cubano en una pose defensiva que le cueste rechazar.
Gustav y Ike han creado condiciones que ponen al gobierno cubano en una posición estratégica muy vulnerable. Esto a su vez representa una ventaja estratégica para nosotros, lo cual debiéramos saber explotar. La incapacidad oficial para ayudar a los cubanos en una crisis tan severa como ésta muestra la debilidad estructural creada por la desidia de Fidel Castro en el manejo de la economía nacional. En tales condiciones, el gobierno cubano no tiene muchas opciones frente a una propuesta inteligente de ayuda que sólo puede rechazar pagando un precio elevado en materia de la propaganda internacional que tanto ha cultivado. Por otro lado, si acepta el plan, los cubanos en la isla apreciarán la capacidad de sus compatriotas del exilio en movilizar los recursos que tanto necesitan. En ambos casos los cubanos ganan y la dictadura pierde.Recomendaciones para el próximo presidente de los EE.UU.
Por Desmond M. Tutu
San Francisco Chronicle
(El autor recibirirá el Premio Alexis de Tocqueville del Independent Institute durante una gala por la libertad a celebrase el 16 del septiembre en San Francisco)
Durante muchos años, los expertos en los EE.UU. se han referido con pesar al supuesto auge de un sentimiento anti-estadounidense en el exterior.
No soy consciente de que exista tal sentimiento en contra de los Estados Unidos. Lo que ha estado creciendo es un resentimiento y una oposición a ciertas políticas del actual gobierno estadounidense. Los Estados Unidos aun se yerguen con la frente en alto a los ojos internacionales como un baluarte de los valores democráticos y los ideales de la libertad individual. Lo que resta es que los ciudadanos informados se pongan de pie en noviembre y lleven nuevamente al país a sus raíces.
¿Cómo logra una nación un cambio así?
Hace una década, Sudáfrica completó un transición similar cuando resolvió los horrores del apartheid. En esa época, una reconciliación pacífica entre negros y blancos-entre la mayoría negra largamente oprimida y la minoría blanca dominante-era totalmente incierta. Los escépticos observaban a nuestro primer gobierno liderado por los negros con preocupación e incertidumbre, preguntándose sí los naturales reclamos de revancha y redistribución desgarrarían al país. Esa ya había ocurrido otras veces a través del continente africano, tal como hoy día acontece en Zimbabwe y otras partes.
Fue así que con asombro el mundo fue testigo de la tranquila transición de Sudáfrica. La nueva democracia no descendió al previsible foso de la venganza ni quedó entrampada en años de una burocracia frustrante con espectáculos al estilo de Nuremberg respecto de los juicios a los acusados.
Al mismo tiempo, Pretoria también rechazó el manto de una amnistía, la cual hubiese profundizado la herida nacional al lesionar a las victimas por segunda vez.
En su lugar, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que nos guió a través de esos difíciles momentos, proporcionó una tercera alternativa: la de la justicia restaurativa.
La comisión escogió conceder la amnistía a cambio de toda la verdad: una completa divulgación de todos los hechos relevantes relacionados con las ofensas respecto de las que se pretendía la amnistía. Un autor confeso soportaba el estigma de la vergüenza y la humillación pública por su crimen, el cual con frecuencia alcanzaba a su propia familia y tenía consecuencias respecto de su carrera.
La comisión creó también los medios mediante los cuales fue posible una rehabilitación y readmisión en la comunidad, proporcionando cura y reconciliación tanto para las victimas de los crímenes como para sus autores.
Las victimas tuvieron la posibilidad de compartir sus relatos en un foro cordial y comprensivo, confirmando que no habían luchado en vano, mientras que a los autores auténticamente arrepentidos se les dio la oportunidad de defenderse y en ultima instancia de reintegrarse a la comunidad. Al ofrecer una amnistía a cambio de un alto precio, la comisión logró reconciliar a las victimas con los victimarios.
La historia mundial ha demostrado que el perdón nunca resulta barato o fácil. Incluso en Sudáfrica, existieron personas que afirmaron que la verdad les hacía desear ver a los perpetradores enfrentando un juicio y otros que se negaron a perdonar, a menudo porque sostenían que los que pidieron la amnistía no habían dicho toda al verdad. Pero las raras historias exitosas como la de Sudáfrica demuestran que la reconciliación puede tener lugar sobre la base de la verdad y que no puede haber futuro alguno sin perdón. La revancha solamente trae aparejada más violencia. Al final, lo de un ojo por ojo deja a todo el mundo ciego.
Los electores estadounidenses harían bien en tener presentes a las lecciones de Sudáfrica cuando se dirijan a las urnas en noviembre. Las tensas relaciones de los Estados Unidos con la comunidad global se deben en gran medida al temor y a la mentalidad de asedio que imperó después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que hicieron que muchos a ambos lados del espectro político en Washington rechacen ciertas libertades civiles consideradas centrales para los valores estadounidenses.
Si al próximo presidente de los EE.UU. le preocupa la reconciliación global, entonces defenderá estos valores y rechazará aquellas políticas que han debilitado o socavado la libertad individual. Al respecto, intuyo que vuestro nuevo presidente se sorprendería ante la reacción mundial si le dijese al mundo, "Cometimos grandes errores respecto de Irak". Y al mismo tiempo, procediese a clausurar la prisión de Guantánamo. Y al igual que en Sudáfrica hace una década, nunca hiere decir "Lo siento".
Con honestidad, humildad y el perdón internacional, los Estados Unidos pueden y deberían seguir siendo un faro para la libertad del mundo por mucho tiempo en el futuro.
¿Dónde está la comida?
Alvaro Vargas Llosa
Washington, DC—En la década de 1830, Richard Cobden y John Bright impulsaron en el Reino Unido una campaña en contra de las leyes proteccionistas que mantenían los precios de los alimentos por las nubes. Tras soportar calumnias durante varios años, en 1846 convencieron al gobierno para que derogara las infames Leyes del Maíz, una medida que gatilló un largo periodo de prosperidad. He pensado intensamente en estos héroes del siglo 19, últimamente. El mundo necesita una nueva Liga Contra la Ley del Maíz, el movimiento que ellos fundaron, si quiere poner freno a la demencial disparada de los precios de los alimentos y salvar a millones de personas, desde Haití hasta Bangladesh y desde Camerún hasta las Filipinas.
El precio de la comida venía subiendo a paso firme en los últimos tres años, pero las cosas hicieron crisis este año. El precio del arroz aumentó 141 por ciento desde enero y el precio del trigo casi se duplicó en un año. En un mundo en el que los pobres gastan tres cuartas partes de su presupuesto en alimentos, eso equivale, en potencia, a un drama de vida o muerte para los mil millones de seres humanos que viven con $1 dólar al día.
Cuando el precio de algo se dispara, puede inferirse que la oferta no marcha a la par de la demanda. En las últimas semanas, muchos se han concentrado en las causas del aumento de la demanda de alimentos. Todas ellas —desde la creciente prosperidad de la China y la India hasta la explosión de los biocombustibles producidos en base a granos en las naciones ricas— suenan plausibles. Menos atención se le ha prestado a por qué, en la era de la globalización —en la que el comercio traslada velozmente las cosas de un lugar a otro— y de la biotecnología —que crea nuevas semillas y potencia el rendimiento de las que ya existen— la oferta de alimentos no está satisfaciendo la demanda.
Muchos gobiernos, organismos multilaterales, ONGs y “expertos” han evitado responder a esta pregunta básica. Por ello, están postulando soluciones que agravarán el problema o, en el mejor de los casos, constituyen un paliativo de corto plazo. La verdadera solución consiste en remover las causas de la escasez. Esas causas tienen poco que ver con la economía o la demografía y todo que ver con la política: tanto la de los Estados como la de aquellos que utilizan a los Estados para atender sus intereses.
Pocas áreas de la economía están más atiborradas de leyes proteccionistas que la agricultura, lo mismo en los países ricos que en los pobres. Una panoplia de cuotas, subsidios, aranceles y prohibiciones diseñadas para obtener votos y sobornos ha desalentado el ansiado incremento en la producción de alimentos. En una situación de libre mercado, la más mínima señal de que los precios estaban subiendo hubiese bastado para garantizar que una gran masa de capital fuese invertido en la agricultura alimenticia. En el caos actual, no sorprende que los inversores no estén apostando a la producción de alimentos: a los agricultores europeos se les paga para que mantengan sus tierras sin cultivar gracias a un esquema denominado la Política Agraria Común; a los agricultores argentinos se les está exigiendo que entreguen el 75 por ciento de sus ganancias mediante diversos impuestos; los agricultores estadounidenses están más interesados en alimentar a las camionetas que a la gente debido a que el Congreso estadounidense ha ordenado quintuplicar el uso de biocombustibles; por último, los agricultores africanos no están experimentando con cultivos genéticamente modificados porque están prohibidos en muchos de los países a los que podrían exportarse.
En un reciente artículo, el economista británico y entendido en asuntos africanos Paul Collier escribió que “el camino más realista es el de replicar el modelo brasileño de agroempresas grandes y tecnológicamente sofisticadas que abastezcan al mercado mundial…para contener el aumento en los precios de los alimentos necesitamos más globalización, no menos.”
Yo agregaría que los pequeños agricultores de los países atrasados se agruparían y crearían economías de escala si no fuesen agredidos por leyes locales diseñadas para proteger a los consumidores y por leyes internacionales diseñadas para proteger a los productores…o si a los campesinos chinos, por ejemplo, se les permitiese ser plenos dueños de su tierra.
Según la revista The Economist, de los 58 países cuya reacción a la crisis ha sido investigada por el Banco Mundial, 48 han impuesto controles de precios, subsidios al consumo y restricciones a las exportaciones. Un problema que fue originado por el proteccionismo ha suscitado, pues, una respuesta perfectamente proteccionista. Un siglo y medio después de que Cobden y Bright derrotasen al proteccionismo en Gran Bretaña, sus ideas son más poderosas y actuales que nunca.
Un presidente precisa tener sentido común antes que experiencia
Ivan Eland
En su discurso en el que afirmó ser "una madre más que sigue los partidos de hockey de sus hijos" pronunciado durante la Convención Nacional Republicana, Sarah Palin—quien rápidamente ha pasado de ser una desconocida y recientemente electa gobernadora de Alaska a candidata republicana a la vicepresidencia—se preguntaba, con cara recia, sí Barack Obama contaba o no con la suficiente experiencia y logros como para ser presidente. Los expertos republicanos exageraban, afirmando que Obama carecía de “experiencia ejecutiva”. Los republicanos luego completaron su ataque sosteniendo que dicha experiencia resulta especialmente necesaria en la actualidad debido a que “vivimos épocas peligrosas”.
Palin le está pidiendo a la opinión pública que pase por alto el hecho de que John McCain, a los 72 años, sería el presidente más viejo que alguna vez asumió el cargo y que ella, como su potencial sucesora en caso de una emergencia, tendría tan solo la experiencia como alcaldesa de una pequeña ciudad de Alaska y como gobernadora de ese estado durante menos de dos años. Puede ser que tenga más experiencia ejecutiva que Obama, pero él habrá prestado servicio por cuatro años en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado al momento del inicio de su mandato. Palin carece de toda experiencia en materia de política exterior y seguridad nacional. Al igual que Obama, McCain también ha tenido menos experiencia ejecutiva que legislativa, la cual incluye haber servido en el Comité de los Servicios Armados del Senado.
Pero los eruditos siempre se refieren a la experiencia como si esta fuese un fin en sí mismo. El supuesto pareciera ser que la experiencia mejora el sentido común futuro cuando aparece una crisis. ¿Pero qué ocurre si usted no aprende mucho de sus experiencias o aprende las cosas equivocadas?
Richard Nixon fue una de las personas más experimentadas que alguna vez llegó al cargo de presidente—habiendo servido en el Senado y ocho años como vicepresidente—y no obstante generó un minucioso desorden en el plano interno y tuvo un historial mixto en política exterior. De manera similar, James Buchanan había sido parlamentario y senador estadounidense, ministro (embajador) en Rusia y Gran Bretaña, y Secretario de Estado antes de convertirse en jefe del Ejecutivo, pero sus pobres políticas como presidente ayudaron a provocar la sangrienta Guerra Civil. Por otra parte, Chester Arthur solamente tuvo dos empleos de nivel medio en Nueva York y fue vicepresidente por apenas seis meses antes de reemplazar a James Garfield tras su asesinato en 1881. Sin embargo, Arthur fue un buen presidente. La única razón por la que no se lo conoce más es debido a que no fue presidente durante una guerra (algo bueno si lo piensa) y no exudó carisma (pese a que vestía con elegancia).
En el caso de John McCain, puede argüirse que no ha aprendido mucho de sus servicios en Vietnam, que resultó ser una de las peores debacles intervencionistas en la historia de los EE.UU.. A diferencia de otros que se han vuelto escépticos de las aventuras estadounidenses en el exterior tras prestar servicio en Vietnam—el ex Secretario de Estado y Jefe del Estado Mayor Conjunto, Colin Powell, el senador Chuck Hagel (Republicano de Nebraska), el senador John Kerry (Demócrata de Massachusetts), y el desaparecido Tte. Gen. William Odom, director de la Agencia Nacional de Seguridad del presidente Ronald Reagan—McCain revela ser un halcón neoconservador. Phillip Butler, un ex aviador naval que conoció muy bien a McCain mientras asistían a la Academia Naval y que fue prisionero de guerra en Vietnam durante ocho años, respeta a McCain pero va a votar por Obama, en virtud de que considera que McCain aprendió la lección equivocada de la guerra.
McCain defendió la duplicación y profundización de la participación de los EE.UU. en el atolladero de Irak mucho antes que el presidente George W. Bush suscribiera esa política. Aparentemente, sediento aun de revancha, al estilo de la Guerra Fría, McCain defendió expulsar a Rusia del Grupo de los 8 países industrializados incluso antes del reciente conflicto en Georgia. Y después de que el conflicto se presentó, McCain—al parecer soslayando el hecho de que fue el temerario presidente georgiano Mikheil Saakashvili quien lo inició—pronunció declaraciones belicosas respecto de Rusia y propuso que la OTAN replantee su decisión de abril de 2008 de no concederle a Georgia un camino hacia la integración de la alianza. El conflicto, por supuesto, ilustró de manera dramática que la admisión de un país con un impulsivo líder así en la alianza y la garantía de su seguridad mediante el Tratado podría arrastrar a los Estados Unidos a un conflicto innecesario con una gran potencia que cuenta con armas nucleares; también demostró que unos lejanos Estados Unidos poco podrían hacer para defender eficazmente a una nación tan próxima a Rusia contra la abrumadora superioridad militar local rusa.
Obama, pese a ser menos experimentado que McCain en cuestiones de seguridad nacional, parece tener mejor criterio e instintos. Se opuso a la invasión de Irak desde el comienzo, astutamente ha defendido la retirada de las fuerzas de combate estadounidenses durante el que probablemente sea un respiro temporal de la violencia y fue mucho más medido respecto del conflicto en Georgia, que no amenazaba ningún interés estratégico vital de los Estados Unidos.
De esta forma, la experiencia no necesariamente produce buenos instintos políticos—en verdad, en el caso de McCain, parece haber sido atrapado por los malos juicios de valor al servir durante demasiado tiempo en el complejo militar-industrial-parlamentario de Washington. Quienes son observadores de las elecciones no deberían ser distraídos por el superficial debate acerca de la “experiencia” y deberían concentrarse directamente en el sentido común de los candidatos.
La joya de Medina
Alvaro Vargas Llosa
Washington, DC—La editorial británica Gibson Square ha anunciado que pronto lanzará “The Jewel of Medina”, una novela de la escritora Sherry Jones cuya publicación en los Estados Unidos fue cancelada por Random House por temor a las represalias de fanáticos musulmanes. Bravo.
La ficción novela la relación entre el profeta Muhammad y Aisha, la más joven de sus mujeres. Tras pagar a la autora un anticipo importante y preparar el lanzamiento del libro, Random House envió las galeradas a distintos académicos, algunos de los cuales advirtieron al editor que el contenido distorsionaba la historia, ofendería a los musulmanes y podría traer muchos conflictos. También fueron consultados expertos en seguridad. Random House canceló la publicación aduciendo razones de “seguridad”.
No se trató de un caso de censura: nadie tiene un “derecho” a ser publicado por terceros. Pero en la medida en que la decisión comercial fue dictada por el temor a represalias generado por anteriores ejemplos de violencia contra personas que, según la percepción de algunos musulmanes, habían insultado al Islam, su implicación desborda la relación contractual entre Random House y Sherry Jones. En cualquier momento y lugar en que una amenaza de violencia inhiba el ejercicio de la libertad de expresión, las imperfectas libertades de la civilización occidental que tanta gente alrededor del mundo lucha por alcanzar peligran. Por ello, la valiente decisión de la editorial británica de imprimir The Jewel of Medina también tiene una implicación que va más allá del contrato entre Gibson Square y Sherry Jones.
El contenido del libro —descrito, promisoriamente, como plagado de sexo y violencia— no importa a efectos de esta discusión. Puede ser, como sostiene un académico que lo leyó, pura basura. Y en todo caso un libro de ficción histórica jamás debe ser juzgado por su veracidad. Grandes novelas históricas como “La guerra y la paz” de Tolstoy, “El jorobado de Notre-Dame” de Víctor Hugo o “Memorias de Adriano” de Marguerite Yourcenar son todas “inexactas”. Tambien lo son las malas novelas históricas.
Es cierto que una novela pícara sobre Muhammad podría encender pasiones. “Los versos satánicos” de Salman Rushdie, una de sus creaciones menos interesantes, le valieron una sentencia de muerte de parte del Ayatollah Khomeini en 1989. Recuerdo haberle preguntado a Rushdie, a quien entrevisté en la clandestinidad cuando apareció “El último suspiro del moro”, si había cambiado algunas de sus posiciones izquierdistas contra quienes defendían con firmeza las libertades del Occidente. Respondió que sí. El autor indio agregó que esos valores sólo son ‘occidentales” en el sentido de que fue en el Occidente donde se desarrollaron, pero que su validez es universal.
Algunos distribuidores de “Los versos satánicos” fueron asesinados por fanáticos musulmanes. El cineasta holandés Theo van Gogh corrió igual suerte en 2004 por “Sumisión”, un documental de diez minutos sobre la opresión contra las mujeres en las sociedades islámicas. Cuando en 2005 el periódico danés Jyllands-Posten publicó doce caricaturas de Muhammad, las embajadas danesas fueron atacadas en varios países: docenas de personas perecieron en las protestas.
Cualquier editorial responsable debería, por supuesto, tener en cuenta estos horrores. Y tiene el derecho de hacer lo que le plazca con cualquier manuscrito que reciba, incluido el derecho a cambiar de opinión. El problema no es si Random House estaba facultada para tomar una decisión así, sino lo que la decisión de ir en contra de su propio deseo de publicar el libro nos dice del temor que el fanatismo ha instalado en los países occidentales a través de sistemáticos actos de intolerancia.
Muchas personas malinterpretan lo que significa la libertad de expresión en los países occidentales. Piensan que es una restricción a la facultad del Estado de interferir en la libertad de expresarse. En realidad, es una restricción al poder de cualquier persona, y no sólo del Estado, de interferir en el derecho a la libre expresión de otra persona. Si una decisión empresarial es tomada bajo un temor extremo —provocado directa o indirectamente por la fuerza de alguien que no es el Estado— la libertad de expresión también sufre.
No me importa la razón por las que Gibson Square ha decidido publicar el libro, sea oportunismo, codicia, sed de escándalo, poco cariño al Profeta o una convicción sobre los méritos de la novela. El hecho de que alguien, en algún lugar, esté dispuesto a correr el riesgo de no permitir que la amenaza de violencia inhiba la libertad de expresión es tremendamente reconfortante.
Otras noticias internacionales
Los bancos estadounidenses Morgan Stanley, Lehman Brothers, Citigroup y Merrill Lynch fueron acusados de ayudar a fondos de cobertura extranjeros a evadir miles de millones de dólares en impuestos en EE.UU. en los últimos 10 años, según un informe del Senado de este país. Un portavoz de Lehman prefirió no hacer comentarios, mientras que los demás dijeron que sus bancos se ciñeron a la ley.
JCDecaux, agencia publicitaria francesa, anunció que está en negociaciones con News Outdoor, propiedad de News Corp., dueño de The Wall Street Journal, para fusionar sus operaciones de publicidad en exteriores en una sola empresa, creando la mayor firma del sector por ingresos.
MGA aceptó dividir sus ingresos futuros de su franquicia Bratz con su rival Mattel, el fabricante de Barbie, para cerrar una disputa legal sobre la propiedad de las muñecas. Un tribunal decidió que MGA debe pagar una multa por haberle comprado la idea de las muñecas a un diseñador cuando éste aún trabajaba para Mattel.
Philips anunció el lanzamiento de una línea de aparatos eróticos para parejas entre 35 y 55 años. Los productos, descritos como una variedad de máquinas de masaje, serán vendidos en farmacias del Reino Unido por cerca de US$160 cada uno. La empresa holandesa calcula que este mercado generará US$280 millones de euros este año en Europa occidental.
La Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. abrió una investigación preliminar sobre las circunstancias que rodearon la abrupta caída de la acción de United Airlines, según fuentes al tanto. El lunes, el título se desplomó US$12,50 a US$3 en 15 minutos cuando una noticia de 2002 sobre la solicitud de protección por bancarrota de la empresa se filtró a los sitios de noticias. El regulador busca establecer si hubo mala intención.
Siemens planea expandir sus operaciones de energía eólica, produciendo más partes para turbinas de viento en EE.UU. El mayor conglomerado industrial de Alemania está buscando un lugar donde construir una fábrica de estas partes.
Bristol-Myers Squibb, farmacéutica estadounidense, informó que continúa interesada en la biotecnológica de drogas contra el cáncer ImClone, pese a que ésta anunciara el miércoles que está considerando una oferta más alta.
Diageo, gigante británica de bebidas, informó que construirá una fábrica de cerveza Guinness en Leixlip, cerca de Dublin, Irlanda. La fábrica estaría en la misma área en la que vivió Arthur Guinness, el creador de esta cerveza.
Gerdau, siderúrgica brasileña, dijo que invertirá US$524 millones para incrementar la capacidad de su unidad argentina. Sipar Gerdau cuadruplicará su capacidad para acero crudo y laminado a 1,1 millones de toneladas cada uno cuando el proyecto se complete en 2016.
Perú registró en julio un aumento de 9,23% en su producción de cobre, a 109.196 toneladas frente al mismo mes de 2007, informó el gobierno. El alza se atribuyó a mejores resultados en las mineras Cerro Verde y Antamina. La producción de oro también subió, 9,08%, a 14,3 millones de gramos.
El banco central de Chile elevó su previsión de inflación para 2008 de 4,7% a 8,5%, debido a mayores presiones de costos y un auge en la demanda local. El banco reiteró que el aumento de las tasas de interés reducirá la inflación.
Bolivia restauró la mayor parte de sus exportaciones a Brasil luego que un sabotaje a un gasoducto por manifestantes que protestaban en contra del gobierno interrumpiera también el suministro a Argentina, informó Transierra, operadora del ducto. Bolivia envía de 30 millones a 31 millones de metros cúbicos de gas a Brasil cada día.
Las empresas en México invirtieron 8% más en junio frente al mismo mes del año pasado, anunció el Instituto Nacional de Estadística y Geografía sin revelar cifras comparables.
La Agencia Nacional de Hidrocarburos de Colombia firmó un contrato de exploración y producción con la petrolera Hocol, subsidiaria de la francesa Maurel & Prom. El proyecto será operado por Maurel & Prom con regalías de 8%.
El motor exportador toma impulso en EE.UU.
Por Timothy Aeppel
Mientras que en los últimos seis meses el dólar perdía fuerza en Francfort, Londres y Tokio, la vida mejoraba en ciudades estadounidenses como Columbus, Indiana; Kingsport, Tennessee; y Waterloo, Iowa.
Estos lugares remotos se han convertido en puntos neurálgicos del comercio en un momento en que las exportaciones de Estados Unidos, alimentadas por la caída del dólar, mantienen encendida una pequeña chispa en una economía que por lo demás está apagada.
Aunque muchos economistas esperan que la reciente recuperación del dólar y la preocupante desaceleración que se expande por todo el mundo le quiten brío a ese crecimiento, las exportaciones se han transformado en una clave para la prosperidad de pequeñas localidades estadounidenses.
Vea un gráfico intractivo con las cifras de exportación de varios estados en EE.UU. (En inglés). |
Columbus, con 40.000 habitantes, es un motor exportador gracias en gran parte al fabricante de motores diésel Cummins Inc., que desde 2003 ha incorporado 1.000 nuevos empleados. Kingsport, con 44.000 habitantes, alberga a Eastman Chemical Co., empresa que ha invertido US$1.300 millones en la modernización de su planta química, dado el auge en sus ventas globales de plásticos y fibras. A su vez, Waterloo, con 68.000 habitantes, le debe su saludable economía exportadora a Deere & Co., que ha anunciado la segunda expansión de este año en su ensambladora de tractores. "Todo EE.UU. está recibiendo algún tipo de beneficio del auge exportador", dice Mark Zandi, economista jefe de Economy.com, una firma de investigación y consultoría de Moody's.
Los compradores extranjeros acuden a EE.UU. en busca de productos tan variados como cuerdas de guitarra, corchos de botella y camiones de basura usados. El volumen es tan grande que algunas ciudades en el interior del país no encuentran suficientes contenedores metálicos para cargar y exportar sus productos.
Este crecimiento exportador representa un cambio radical en una economía que durante mucho tiempo ha dependido del consumo interno. Pero esto ha perdido fuerza en los últimos meses a medida que los estadounidenses, nerviosos por la inseguridad laboral, la inestabilidad de los bancos, la caída de los precios de las viviendas y el encarecimiento de la gasolina y los alimentos, se han apretado el cinturón. En ese contexto, las exportaciones han surgido como un motor potente.
En los últimos doce meses, las exportaciones de bienes han dado un salto de US$115.000 millones, ó 12%. Ahora representan casi un 13,5% del PIB, el porcentaje más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Los críticos se quejan de que la mayoría de estas exportaciones estadounidenses son de chatarra y otros materiales de desecho que van a parar a empresas recicladoras en China y otras partes. Pese a que eso es cierto, las exportaciones están empezando a crecer también en otros sectores. Los bienes de consumo han visto un incremento de 12%, e incluso los autos, que languidecen en los concesionarios estadounidenses, han visto un repunte de 4% en sus exportaciones.
Los servicios tienen su cuota
Las exportaciones de servicios, que incluyen medios, entretenimiento, servicios financieros y software, han crecido a un ritmo vigoroso. En el segundo trimestre de 2008, han registrado un alza de casi 10%.
Una clave para este crecimiento es el debilitamiento del dólar, que ha hecho que los bienes estadounidenses sean más competitivos en los mercados globales. Esto ha animado a muchos fabricantes a expandir su producción en EE.UU. Si bien la moneda ha empezado a recuperar terreno frente a otras divisas, sigue estando muy por debajo de los niveles que alcanzó durante esta década.
"Cada vez es más probable que el ritmo de crecimiento se calme, pero decir que el auge se ha acabado es exagerado", dice Nigel Gault, economista de Global Insight, una firma de pronósticos económicos. Una razón es que muchos de los grandes exportadores de EE.UU., como el fabricante de maquinaria pesada Caterpillar Inc. y el fabricante de aviones Boeing Co., aún tienen pendientes grandes cantidades de órdenes.
Sin embargo, Gault señala que la desaceleración en el resto del mundo (tal como ya se está viendo en Japón y Europa) se traducirá en una expansión más discreta en la demanda extranjera de bienes estadounidenses. Esto, junto con un dólar más estable, podría minar el crecimiento de las exportaciones.
A corto plazo, sin embargo, las exportaciones seguirán creando bolsones de relativa fortaleza en medio de una desaceleración generalizada. Los sectores agrícola, energético y aeroespacial, en especial, han ayudado a alimentar este crecimiento en todo EE.UU.
Un análisis de las cifras oficiales de exportaciones de bienes, recopiladas por Economy.com, revela que el grado de dependencia de las exportaciones varía ampliamente de un área metropolitana a otra, en función de la mezcla de negocios, el tamaño de la economía local y la geografía. Muchas grandes ciudades, como Nueva York o Boston, registran exportaciones significativas en dólares, pero sus envíos a clientes extranjeros palidecen frente a sus economías orientadas al mercado local.
Además, las cifras locales de exportaciones son imprecisas. En una economía tan grande y compleja como la de EE.UU. es imposible señalar el origen de algunos productos, como el maíz y la leche, que provienen de una extensa región de tierras agrícolas. En muchos casos, estos productos son contados como exportaciones en función de dónde fueron procesados o cargados a los buques.
La globalización de las industrias, que dependen de las redes de producción que a menudo no respetan fronteras, significa que los productos van y vuelven entre diferentes países, siendo contados como exportaciones, importaciones y de nuevo como exportaciones en distintas etapas del proceso.
La pregunta del millón: ¿Qué busca Slim en el New York Times?
Por David Luhnow y Russell Adams
El magnate mexicano Carlos Slim se ha convertido en uno de los tres hombres más ricos del mundo a través de una combinación de prácticas empresariales implacables y un ojo legendario para detectar buenos negocios. Su sorprendente apuesta por New York Times Co. provocó un extraño repunte de la acción de la casa editora del diario The New York Times.
Las acciones de la empresa estadounidense subieron casi 9,1% después de conocerse la noticia de que Slim se convirtió en el tercer mayor accionista de acciones de clase A con la compra del 6,4% de participación, superando incluso al presidente de la junta directiva de la compañía en la lista de principales accionistas.
La pregunta ahora es qué tan activo será Slim como inversionista. A juzgar por los últimos años, el magnate se ha conformado con mirar desde la barrera cómo se aprecian sus acciones.
El multimillonario de 68 años, dueño de Telmex, el antiguo monopolio telefónico de México, y América Móvil, la mayor operadora celular de Latinoamérica, es el tercer inversionista en tres años en acumular una participación importante en la casa editorial en momentos en que ésta es más vulnerable que nunca a presiones externas para que cambie de rumbo.
En los años 80, los mexicanos llamaban a Slim "Midas" por su habilidad para comprar empresas baratas y luego enderezarlas. Pero últimamente, el magnate ya no se involucra tanto en las operaciones diarias de la mayoría de su portafolio y no interviene en la gestión de sus empresas. A menudo cita a Warren Buffett como inspiración, así como al legendario inversionista Benjamin Graham.
The Times Co. fue creada como empresa para aislar a sus dueños de fuerzas externas: la familia Ochs-Sulzberger mantiene el control a través de una clase especial de acciones con poder de "supervoto" y tiene el derecho de elegir al 70% de la junta directiva.
Pero el desempeño en materia de publicidad impresa del periódico ha caído 14% en el primer semestre frente a un año antes y la acción ha alcanzado su punto más bajo en una década. Esto provocó que la familia Sulzberger cediera algo de su inquebrantable control.
En marzo, Times Co. otorgó dos sillas en la junta a un grupo de inversionistas encabezados por el fondo de cobertura Harbinger Capital Partners y la firma de inversión Firebrand Partners, poniéndole fin a un enfrentamiento de tres meses. Las dos sillas dieron representación a un grupo de accionistas que había ejercido presión para que la empresa invirtiera en propiedades de nuevos medios y vendiera activos de bajo desempeño, como el diario Boston Globe, pero la medida al final no disminuyó mucho el control de la familia sobre la junta directiva.
Slim, hijo de un inmigrante libanés, dijo a reporteros de diarios mexicanos que su inversión en Times Co. era puramente financiera y no una estrategia para asumir el control del venerado diario estadounidense, el cual está en medio de una campaña de recorte de costos.
El estilo de inversión del multimillonario en EE.UU. se ha caracterizado por la compra de acciones baratas. Por ejemplo, posee el 11,2% de la cadena minorista de ropa de lujo Saks Inc., así como el 9,7% de la firma de telecomunicaciones Global Crossing Ltd., de acuerdo con documentos presentados ante las autoridades.
En 1997, Slim compró el 3% de Apple Computer Inc., poco antes de que la empresa lanzara su exitoso iMac. En cuestión de un año, las acciones de Apple más que se quintuplicaron y Slim gradualmente redujo su participación. A finales de 2002, empezó a comprar cerca de US$700 millones en bonos de WorldCom Inc., la empresa de telecomunicaciones que más adelante salió de la corte de bancarrota con el nombre de MCI. Menos de tres años después, Slim ganó más de US$500 millones cuando Verizon Communications Inc. adquirió MCI.
En una entrevista el año pasado, Slim dijo que disfrutaba revisando los balances financieros de empresas y de pronto toparse con algo que le llamara la atención. "Obviamente la industria telefónica es con la que me siento cómodo, pero depende de lo que vea", dijo.
Las propiedades de Slim, incluyendo su adquisición en Times, tienen un valor estimado de US$58.500 millones, según Sentido Común, un sitio financiero mexicano en Internet que hace seguimiento a su fortuna.
Los mercados caen afectados por incertidumbre sobre Lehman
Dow Jones Newswires
NUEVA YORK --Los principales índices bursátiles estadounidenses retrocedían el viernes al mediodía, a medida que los inversionistas trataban de adivinar cuál sería el próximo posible candidato corporativos para un rescate federal.
El Promedio Industrial Dow Jones, que llegó a retroceder más de 150 puntos por la mañana, bajaba 20 puntos a 11413, gracias al ascenso del 7,4% a US$13,68 de las acciones de General Motors.
Las acciones de Ford, por su parte, avanzaban un 5% a US$5,6, tras ascender un 4,7% ayer impulsadas por la caída en los precios del petróleo y por el optimismo de que los posibles préstamos del Gobierno por US$25.000 millones al sector automotriz puedan atenuar las preocupaciones sobre el desplome financiero del sector.
El analista de J.P. Morgan, Himanshu Patel, señaló el jueves en un informe que los US$25.000 millones en préstamos del Gobierno, con bajas tasas de interés, harían menos probable que GM o Ford tengan que acudir a la bancarrota.
Señaló que las probabilidades de cuantiosos préstamos a la industria automotriz son mayores que las que el mercado ha estado asumiendo. John McCain y Barak Obama, candidatos presidenciales apoyan el préstamo. El Índice Compuesto Nasdaq caía una fracción a 2258, y el índice Standard & Poor's 500 bajaba 1 punto para situarse justo por debajo de 1248.
Tras las alza de ayer, los avances del mercado se veían frenados por la continúa preocupación sobre el futuro de Lehman Brothers Holdings, lo cual arrojaba un manto de dudas sobre el sector financiero.
Asimismo, The Wall Street Journal informó que el gobierno de Estados Unidos no utilizará sus fondos para asistir a Lehman más allá de las líneas de crédito ya disponibles para el atribulado banco. Lehman perdia el 10% a US$3,82. La acción ha caído más del 77% en la semana.
También dentro de las emisiones financieras de referencia, Merrill Lynch bajaba el 7,6% a US$18 y el componente del Dow, American International Group retrocedía el 23% a US$13,56.
Washington Mutual, registró un pronunciado descenso temprano, pero recientemente sumaba el 2% a US$2,90.